la ideología del éxito y del fracaso

El éxito y el fracaso, qué palabritas cargadas ¿no? En la escuela están muy activas, aunque ya no se usen por ser "políticamente incorrectas", están en la mente de todos.
Las preguntas que me interesan ahora serían ¿Cuál carga ideológica llevan? y ¿Cómo llegaron a nuestras mentes?

Pongámonos en la situación de un observador extraterrestre estacionado en la Luna que mira nuestros afanes y se hace estas mismas preguntas.
Después de romperse la cabeza un buen par de décadas puede llegar a las siguientes conclusiones, que son también las mías:
"Es evidente que estos seres son requeridos por su sistema de producción y consumo para realizar tareas que son funcionales a la reproducción indefinida del propio sistema"..."para lograr que estos seres inteligentes actúen como máquinas inteligentes se los toma desde muy chiquitos y se les implantan deseos que no son propios"..."se valen de sus emociones para hacerlo, el miedo y el amor son las más poderosas"..."todo se está desmoronando a su alrededor y sin embargo no reaccionan"..."mmmm, qué seres tan complejos, mejor me voy a buscar otro lugar donde vivir, este está peligroso. ¡Lástima de planeta!"

Hemos caído en nuestra propia trampa, y parece que nadie sabe cómo salir: nacemos para ser útiles al sistema, a eso le llamamos éxito; si no somos útiles al sistema, le llamamos fracaso.

¿Cuál es la responsabilidad de la escuela obligatoria, cual es el extraordinario aporte de la escuela para crear seres funcionales, máquinas inteligentes y creativas para la reproducción indefinida del sistema? LA NOTA, LA EVALUACIÓN. Así premiamos -como instrumento del sistema que somos-, el éxito y el fracaso.
Nuestro látigo: el miedo y el amor -porque nuestros alumnos desean ser amados y temen no serlo-, la NOTA es vivida como signo y sino de amor o de desamor.
Ellos son -y lo peor-, sienten ser ese número; son un excelente 10, son un honorable 7, son un vergonzoso 3.
Nuestros alumnos, sus padres, los docentes, todos en la escuela y fuera de ella se IDENTIFICAN con la NOTA. Ése es el extraordinario aporte que la escuela obligatoria hace a nuestra esclavitud.

En todo esto hay mucho sufrimiento inútil. Porque ese 3 puede ser un hombre o mujer entero mañana, y ese 10 un suicida mañana. Nuestros alumnos son mucho más que una evaluación, no son el número con el que se han identificado, todavía no han descubierto todo lo que pueden llegar a ser. Tienen toda su vida para hacerlo.

Los docentes conscientes de esta situación nos rompemos la cabeza tratando de que la cosa sea más suave, pero por más que le demos vuelta debemos poner una nota.
El sistema educativo nos obliga, es impenetrable. Es, también él, una máquina de hacer máquinas.

Lo único que puedo hacer al respecto es compartir una vacuna, hay que disolverla lentamente en la boca, su efecto es gradual y residual.

“El único propósito de la vida es vivir. El ser no se identifica con el fracaso ni con el éxito. La propia idea de convertirse en esto o en aquello, es impensable. El ser comprende que el éxito y el fracaso son relativos y están relacionados entre sí, forman el tejido de la vida. Aprenda de ambos y vaya más allá de ellos. Y si no ha aprendido, repita.

¿Qué he de aprender? A vivir sin preocuparse por usted. Para ello ha de conocer su propio ser verdadero como indómito, intrépido e invencible. Una vez que sabe con certeza absoluta que nada puede hacerle daño, más que su imaginación, llega a abandonar sus deseos y sus miedos, sus conceptos y sus ideas, y a vivir sólo con la verdad.”

El Rebelde

 Lo que marqué con cursiva explica las imagenes de esta entrada, el texto corresponde al libro “Yo soy eso” de Sri Nisargadatta Maharaj. Uno de los mayores exponentes del pensamiento filosófico hindú Vedanta-advaita, o no-dualidad.

Un poco de filosofía oriental para variar, veamos si nos sirve mejor que la occidental.
Como ven, la desesperación tiene cara de hereje.